En España, la vivienda se ha convertido en uno de los principales obstáculos para que los jóvenes construyan su proyecto de vida independiente. A pesar del deseo de emancipación, la realidad del mercado inmobiliario y del empleo juvenil está frenando una generación.
Emancipación cada vez más tardía
Según datos recientes, solo el 14,8 % de los jóvenes ha dejado el hogar familiar, la cifra más baja desde que se tienen registros. Provivienda revela la magnitud del problema: muchos jóvenes prefieren —o se ven obligados— a seguir viviendo con sus padres ante la falta de opciones asequibles.
Además, el 70 % de los jóvenes emancipados lo hace mediante alquiler, y de ese grupo, un 87 % comparte vivienda con otras personas para hacer frente al coste, según el Consejo de la Juventud de España. Esta solución compartida evidencia que vivir “solo” les resulta inviable, al menos, en las condiciones actuales.
Precios elevados y gastos que asfixian
El coste de acceder a una vivienda (ya sea en alquiler o mediante hipoteca) está teniendo un impacto directo: el 52 % de los jóvenes que viven de alquiler o pagan hipoteca declara destinar entre el 30 % y el 50 % de sus ingresos a esa vivienda, según Forbes España. Esta carga financiera es considerada insostenible y coloca a muchos en situación de vulnerabilidad.
La escasez de oferta es otro factor clave: desde 2015, se iniciaron en promedio 75.000 viviendas cada año, mientras se formaban casi 120.000 nuevos hogares anualmente, lo que explica el desajuste entre demanda y oferta, según Funcas.
Causas detrás del atasco
El conjunto de variables que convergen afectan especialmente a los jóvenes:
- Precariedad laboral y sueldos bajos: los jóvenes tienen más empleos temporales o con ingresos insuficientes para afrontar los altos costes de la vivienda.
- Mercado inmobiliario tensionado: precios de alquiler y venta que suben por encima de lo que los ingresos permiten, y una oferta de vivienda protegida o asequible muy inferior a la de otros países, según UGT.
- Regulación y parque habitacional limitado: se necesitan muchas más viviendas asequibles para cubrir la demanda juvenil, según Funcas.
Consecuencias para toda una generación
La imposibilidad de emanciparse a edades más tempranas tiene efectos en varios ámbitos:
- Retraso en otros proyectos vitales: formar pareja, tener hijos, cambiar de ciudad o invertir en estudios o experiencia laboral.
- Acumulación de brecha patrimonial: los jóvenes que permanecen en el hogar familiar tienen menos posibilidades de ahorrar o generar patrimonio propio.
- Impacto en bienestar psicológico: vivir más tiempo bajo el mismo techo familiar puede generar tensiones, además de frustración por la falta de independencia.
¿Qué se puede hacer desde las administraciones?
Las respuestas políticas empezaron a articularse. Por ejemplo, la Ley 12/2023, de 24 de mayo, por el derecho a la vivienda pretende fomentar el acceso a una vivienda digna y asequible, reforzar el parque de vivienda pública en alquiler y regular las zonas tensas, según Wikipedia.
Además, los informes señalan la necesidad de:
- Incrementar el parque de vivienda protegida y alquiler asequible.
- Facilitar herramientas de financiación, avales o ayudas para jóvenes con ingresos bajos o en empleo precario.
- Revisar la regulación urbanística y la oferta de suelo para agilizar construcciones y reducir costes.
Mirando al futuro
La voluntad de los jóvenes por independizarse existe: el 63 % de los menores de 35 años asegura que prevé comprar una vivienda en los próximos cinco años, según Infobae. Sin embargo, ese deseo choca con una barrera de entrada cada vez mayor.
“La vivienda se ha convertido en el gran freno para que una generación pueda despegar”.
Si no se aborda la problemática con urgencia, el riesgo es que se consolide una generación atrapada: sin vivienda propia, con menos ahorro y con una emancipación cada vez más tardía o inexistente.
En definitiva, la vivienda de los jóvenes en España deja de ser solo un problema inmobiliario para convertirse en una cuestión social, de igualdad de oportunidades y de futuro colectivo.




